jueves, 23 de febrero de 2012

TRABAJO

Fuente: religionenlibertad.com

Hace casi un siglo, Chesterton,
analizando la obra de Aldous Huxley
Un mundo feliz, donde se nos describe
una sociedad futura sometida a un
feroz proceso de alienación,
escribía:

—Pero esta misma obra se está
realizando en nuestro mundo. Son gente de otra clase quienes la llevan a cabo, en
una conspiración de cobardes. (...) Nunca se dirá lo suficiente que lo que ha destruido
a la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo. Sin duda podría haberlo
hecho el comunismo, si hubiera tenido una oportunidad fuera de esa tierra salvaje
 y semimongólica en la que florece actualmente. Pero, en cuanto a lo que nos concierne,
lo que ha destruido hogares, alentado divorcios y tratado las viejas virtudes domésticas
cada vez con mayor deprecio, han sido la época y el poder del capitalismo. Es el
capitalismo el que ha provocado una lucha moral y una competencia comercial entre los
sexos; el que ha destruido la influencia de los padres a favor de la del empresario; el que
ha sacado a los hombres de sus casas  a la busca de trabajo; el que los ha forzado a vivir
cerca de sus fábricas o de sus empresas en lugar de hacerlo cerca de sus familias; el que
ha alentado por razones comerciales un desfile de publicidad y chillonas novedades que
es por naturaleza la muerte de todo lo que nuestras madres y nuestros padres llamaban
dignidad y modestia.